miércoles, 3 de marzo de 2010

Crónica 16

EL REINO DEL SOL








Acompáñenos en esta breve travesía en busca de este paraíso de ingenio tan peruano que brota de la buena sazón y la biodiversidad. Déjese llevar por el irresistible sonido de una porción de pancitas al paso, por tan sólo un sol y friéndose en un improvisado puesto con comensales, tan fieles que ya quisieran tenerlos muchos restaurantes de lujo. Sea parte de esos eventuales clientes a los que no les importa comer de pie y que se detienen golosos y olvidan por unos instantes la rutina diaria mientras observan maravillados cómo las manos del artista callejero va dibujando una virgen María con tizas de colores, en esa vereda tan transitada. Anímese a leer en ediciones diminutas, microscópicas, Cien Años de Soledad o el Manuel del buen seductor. Sienta el placer único de poder comprar, a sol, algún llavero con los emblemas de sus equipos favoritos, aretes de todos los tamaños y formas, peines para las cabelleras menos pensadas, espejitos personales de colores para estar siempre presentable. Cure sus dolores de columna, las fiebres y los males de amor, elimine las energías negativas con brebajes hechos por una anciana que tiene la solución para todos los males en frascos ordenados en la vereda, como soldaditos listos para la guerra al módico precio de un sol. Sea el invitado de honor en esta feria donde el mundo real y los sueños se congregan rindiendo tributo a la vida, a pesar de todo. Y donde reina, señora, nuestra moneda de a sol.