INSTANTE
Mujer desnuda, mujer negra
Le canto a tu belleza que pasa, forma que se fija en la eternidad
Leopold Sedar Senghor
Una joven hermosa se desplaza solitaria bajo un cielo triste, cenizo, con sabor a lágrima. Sumergida en la música de su mp3 ignora, ingenua, el peso de su belleza.
Lleva el pelo atado y su cuello alto tiene la prestancia de un cisne. Trato de adivinar esos breves cuchicheos que brotan de sus labios que, como piel de manzana, derraman sensualidad. Ruego (imagino) que el semáforo que detiene su belleza se malogre y así seguir contemplándola.
No es esta chica lo que habitualmente nos venden por belleza. No, es ébano puro, caoba oscura, lo que hay en ella. Y su humosa cabellera sabe que la noche tiene forma.
He dejado de preocuparme que se dé cuenta que la he estado viendo todo este rato. Poco importa que piense si soy uno más. Descarto cualquier intento de acercamiento, tal vez no coincida con la imagen soñada.
***
Ha principiado el movimiento de la vida, el semáforo ahora verde ha dejado seguir el mar de caras, intento verla, retener su imagen una vez más en mí. Pero la bella ha desaparecido.
Ya nada me retiene, pienso. Pero ese instante ha bastado para presentir una flor en el desierto, cierro los ojos y trato de imaginar el momento. Y así, cerrando los ojos, siento que ha valido la pena, hoy, este caminar sin rumbo, este andar sin pensar. Y que la bella, en secreto, me ha dicho te amo.
1 comentario:
Bueno cristian, escribes bien chevere, tanto que hasta me identifico con ése personaje. Muy buena la narración, ojalá pronto podamos reunirnos y conversar..ah, no sé si David te mostró mi último cuento, me gustaría tu opinión...
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